¿Qué son y cómo funcionan las agencias de calificación?

Las agencias de calificación o agencias de rating son entidades privadas que analizan la solvencia y la probabilidad de impago que tienen ante sus obligaciones financieras las empresas, fondos o emisiones de deuda pública. La valoración que realizan no solo nos permite conocer la capacidad de crédito de estos activos, también influye en la percepción y la confianza que generan en los mercados.

Se caracterizan por trabajar de forma independiente, encargándose de recabar y analizar toda la información que pueda ser de utilidad a la hora de calificar, por ejemplo, a una compañía privada: situación financiera (balance, cuenta de pérdidas y ganancias…), información del mercado o del sector al que pertenece la empresa, entrevistas con los directivos, etc. De esta manera, obtienen un conocimiento profundo antes de establecer un rating.

Podemos encontrar diferentes agencias, entre las que destacan Moodys Investor Service, Standard and Poors Corporation (S&P), Fitch IBCA y Dominion Bond Rating Service (DBRS), ya que controlan la mayoría de las calificaciones crediticias de los mercados financieros.

Cada una tiene su propio sistema de calificación, pero todas las notas que otorgan se pueden englobar en dos categorías. Por un lado, el grado de inversión, donde se encuentran las valoraciones de activos más solventes y con poco riesgo, y por otro lado, el grado especulativo, donde se sitúan las notas más bajas y el riesgo de impago de los activos valorados es más probable.

Cuando consultamos el rating de un activo podemos observar calificaciones tanto para una inversión a corto plazo como a largo plazo. Sin embargo, lo habitual es que tomemos como referencia este último. Estas valoraciones crediticias no son estáticas, y pueden ser revisadas y modificadas en cualquier momento.

Las calificaciones se realizan de forma alfabética y varían desde la letra A hasta la D. Cada nota puede estar acompañada de números o signos, dependiendo de la agencia y de la calificación que se adjudique. De entre todas las calificaciones, la AAA es la que menor probabilidad de impago presenta. Por contra, si invertimos nuestros ahorros en activos con valoraciones comprendidas entre las notas BB+ y D, el riesgo será más elevado y probablemente estemos invirtiendo en los conocidos “bonos basura” o de baja calificación crediticia. Estos se caracterizan por tener las valoraciones más bajas y un elevado nivel de riesgo, como consecuencia de su alta volatilidad.

Aunque las calificaciones que realizan estas agencias no son vinculantes, pueden ayudarnos en la toma de decisiones. Si, por ejemplo, estamos interesados en invertir en banca o comprar acciones de alguna compañía de telecomunicaciones, podemos consultar qué entidades tienen mejores calificaciones. Además, también es importante comprobar la evolución que tiene el rating asignado y ver si se mantiene de forma estable o si varía con frecuencia debido a posibles aspectos negativos o hechos inesperados.

Por lo tanto, antes de invertir nuestros ahorros en una empresa o de comprar bonos de un país, debemos tener en cuenta, entre otros aspectos, qué calificación le otorgan las agencias de rating y cuál es el comportamiento o la evolución de dicha valoración. Para aquellos que aún se están adentrando en el mundo inversor es recomendable optar por las opciones más seguras, con una nota alta y en la que el riesgo de impago sea bajo.