Claves para invertir  corto, medio o largo plazo

A la hora de realizar una inversión, debemos plantearnos dónde queremos invertir nuestros ahorros y durante cuánto tiempo. Antes de dar este paso, es conveniente establecer nuestros objetivos, considerando la liquidez y el riesgo que estamos dispuestos a asumir para elaborar una estrategia alineada con la rentabilidad que esperamos obtener.

Teniendo en cuenta nuestras necesidades, debemos decidir si podemos prescindir de nuestros ahorros a largo plazo o si la disponibilidad inmediata es esencial. Además, es importante que nos cuestionemos si nos sentimos cómodos asumiendo riesgos elevados, como presentan las inversiones en renta variable, o si preferimos adoptar un perfil más conservador, buscando equilibrar nuestras metas con nuestra tolerancia al riesgo.

En función de las decisiones que tomemos, seguiremos una estrategia u otra. Por ejemplo, las inversiones a corto plazo son la opción más adecuada para quienes buscan poder acceder a su dinero de forma rápida, en caso de necesitarlo, y con un riesgo mínimo. Su tiempo de duración es inferior a un año y tienen una rentabilidad limitada. Entre este tipo de inversiones podemos encontrar las cuentas remuneradas, los fondos monetarios, y los bonos y fondos de inversión de renta fija a corto plazo, que suponen una alternativa a los depósitos.

En caso de contar con un colchón financiero que no tenemos previsto tocar, podemos optar por inversiones a medio plazo, que alcanzan hasta los cinco años. Esta opción nos permite obtener una rentabilidad mayor con un riesgo moderado. Los fondos de inversión mixtos y los fondos de renta variable son algunas de estas alternativas.

Por último, encontramos las inversiones a largo plazo, caracterizadas por una duración superior a los cinco años. Son la elección de aquellos inversores que buscan conseguir rendimientos más elevados, aunque podrían llegar a ser las más arriesgadas. Los planes de pensiones, los seguros colectivos de jubilación y los fondos de renta variable son algunas de las soluciones más habituales entre los inversores que se decantan por mantener su capital invertido a largo plazo.

Si no estamos seguros de qué estrategia es la más adecuada para nosotros, lo más recomendable es contar con la ayuda de un profesional especializado que nos ayude a gestionar nuestra cartera de inversiones, prestando atención a nuestro perfil y necesidades.

En definitiva, la clave para invertir sabiamente radica en la diversificación entre inversiones a corto plazo, que nos aportan liquidez, y aquellas a medio y largo plazo, que nos podrían permitir obtener una rentabilidad mayor. De este modo, a través de opciones más conservadoras podemos hacer frente a la volatilidad de productos más arriesgados y rentables.