… pero ¿puede sustituir al asesor financiero?.
Las nuevas tecnologías, y en concreto la inteligencia artificial (IA), han entrado ya de lleno, en nuestro día a día y también en el sector de la inversión. En este último caso, se pueden utilizar como ayuda para la toma de decisiones y optimización de carteras, siempre desde la perspectiva de una herramienta adicional, sin depender únicamente de ella. Esta ‘nueva compañera de trabajo’ permite aumentar las capacidades cognitivas de los gestores para que éstos asimilen la mayor cantidad de información, interpreten el sentido de los resultados y tomen decisiones basadas en datos y no en creencias.
Desde Santander AM, llevamos más de cinco años aplicando IA en nuestros procesos de inversión cuantitativa y sistemática, utilizando para la gestión de algunos de nuestros fondos de inversión modelos con indicadores de actividad e inflación para dictar la estructura de cartera multiactivo más apropiada según el entorno de mercado en cada momento y algoritmos basados en información sobre volatilidad y correlación entre los activos que componen el universo de inversión para indicar su estructura de pesos en cartera.
Lo cierto es que las aplicaciones de inteligencia artificial en el mundo de las inversiones son múltiples y cada vez más sofisticadas, pero las que se han popularizado son aquellas que tienen un carácter predictivo e intentan generar rendimiento de una manera sistemática, como son el aprendizaje automático y análisis de sentimiento.
La revolución de la IA generativa con la irrupción, hace año y medio, de ChatGPT marcó un antes y un después también en nuestra vida privada. Un nuevo punto de inflexión para la sociedad en general (como ya lo supuso Google, Spotify o Bizum, que cambiaron nuestra manera de ‘hacer y proceder’), también para muchos profesionales. Para los asesores financieros, su aparición pudo, de entrada, percibirse como una amenaza. Algunas entidades, incluso, han desarrollado IA diseñada para la comercialización de sus productos y como herramienta de asesoramiento digital. Pero… ¿puede la IA sustituir al asesor financiero?
La respuesta la encontramos en el mismo diálogo que la aplicación mantiene con nosotros. Ella misma nos recuerda que “la información puede variar” y que lo más adecuado es consultar “a un experto” en la materia. O, lo que es lo mismo, a un asesor financiero. Es como el prospecto de un medicamento que ‘en caso de duda’, nos insta a consultar con el farmacéutico o médico y no sustituye en ningún caso al diagnóstico o la prescripción médica personal.
No, ChatGPT no puede convertirse en un asesor financiero aventajado y sustituir su labor profesional, integridad y honestidad que se presupone que tiene como experto, pero sí ayudarlo. Puede suministrarle información concreta o exponer evoluciones o estadísticas. Sabe la respuesta, pero no conoce a quien se la formula, ni el contexto o las necesidades y los objetivos del inversor o el ahorrador esenciales para tomar una decisión de inversión. La IA tiene sus riesgos y hay que reconocerlos.
ChatGPT sabe mucho, pero no elabora respuestas desde la perspectiva humana. Esa es su fuerza y, para quienes pueden sentirse recelosos, su debilidad. Aunque ChatGPT lo sepa presuntamente todo, no puede en ningún caso transmitir valores, sentimientos y confianza, por lo que no puede sustituir al maestro que educa, como al asesor financiero que nos acompaña en nuestro proceso de inversión. Sí puede, sin embargo, complementarlo, facilitar su trabajo y hacerlo más ágil.
Para todos aquellos que se resisten o desconfían, compartimos una idea del empresario Paul Gibbons: “La resistencia al cambio es siempre el mayor obstáculo”. Una cita que difícilmente hubiera cerrado un texto redactado por ChatGPT.