Todo lo que debes saber sobre los tipos de órdenes bursátiles
La imagen del parqué de la bolsa lleno de agentes al teléfono gritando “compra” o “vende” es un recurso muy recurrente en el cine que nada tiene que ver con la actualidad. La cantidad de órdenes que un bróker recibe por parte de los inversores es muy amplia, por eso debemos conocer bien qué tipo de instrucciones podemos dar si estamos interesados en la compraventa de acciones.
Una orden bursátil es el mandato que damos al mercado para comprar o vender acciones y suele realizarse a través de un intermediario o bróker. Si queremos vender una cantidad determinada de acciones debe haber alguien que nos compre esos títulos, al igual ocurre si lo que queremos es adquirir unas acciones concretas, tiene que existir un propietario dispuesto a vendérnoslas. Esto es lo que se conoce como contrapartida.
La información que incorporan estas órdenes indica si nuestra intención es comprar o vender una cantidad específica de acciones de una empresa. En función de nuestros objetivos, podemos encontrar diferentes tipos de órdenes, principalmente basadas en el precio o en el plazo de ejecución de la transacción.
Si estamos más interesados en realizar una operación de forma inmediata que en obtener un precio favorable podemos dar una orden a mercado. En estos casos, el precio ya viene establecido por la oferta que nos hace el comprador o vendedor en ese momento.
Sin embargo, si lo que buscamos es asegurarnos un precio concreto acorde a nuestros recursos, buscaremos dar una orden limitada. En este tipo de instrucciones predomina el valor por encima del momento de su ejecución. De esta manera, fijaremos un precio mínimo para que la venta de nuestras acciones se lleve a cabo, o uno máximo, si nuestro objetivo es comprar nuevos títulos.
Cuando estamos interesados tanto en obtener un buen precio como en ejecutar la orden de manera inmediata, podemos recurrir a una orden por lo mejor. En este tipo de órdenes no
fijamos un valor de compraventa, ya que siempre se va a realizar al mejor precio que tenga a acción en el momento que demos la instrucción. De este modo, nos aseguramos una ejecución inmediata al precio más atractivo posible en ese momento.
En algunas ocasiones, las órdenes limitadas o aquellas que son por lo mejor pueden ejecutarse de forma parcial. Esto ocurre cuando en el mercado no hay una contrapartida suficiente para todos los títulos que queremos comprar o vender. En estos casos, la venta o la compra del resto de acciones pendientes se produce cuando encontramos una nueva contrapartida disponible.
Estos son los tres tipos de órdenes más habituales para accionistas particulares, pero existen otros tipos que pueden ser más complejos, por lo que son más recurrentes en inversores profesionales. Por ejemplo, las órdenes stop, que se activan cuando la acción alcanza un precio determinado que hemos fijado de forma previa, o las órdenes a todo o nada, en las que la orden es rechazada si no se lleva a cabo en la totalidad de los títulos que tenemos.
En definitiva, tan importante es comprar o vender un determinado número de títulos de un valor que nos pueda interesar, como el momento en el que se dé la orden al mercado o el precio al que se lleve a cabo. Una combinación de todos estos factores que se ajuste a nuestros intereses será la clave para que nuestra estrategia de inversión en bolsa sea la más acertada.