¿Cuáles son las principales comisiones de los fondos de inversión?

A la hora de invertir nuestros ahorros pueden surgirnos dudas sobre qué opción puede encajar más con nosotros. Si nos interesa adentrarnos en el mundo de los fondos de inversión existen diferentes aspectos que deberemos tener en cuenta, como las comisiones, que son igual de importantes que otras cuestiones como el nivel de riesgo o el tiempo que queremos mantener nuestra inversión.

Llamamos comisiones a los gastos que pagamos cuando decidimos invertir en fondos de inversión. Son un porcentaje que puede aplicarse sobre el patrimonio invertido, sobre su rentabilidad o sobre ambos, y pueden hacer que nuestro fondo sea más o menos rentable.

Entre los diferentes gastos que podemos encontrar destaca la comisión de gestión, que es el coste que cobra la gestora del fondo de inversión como remuneración por sus servicios y se puede aplicar sobre el patrimonio del fondo, sobre sus resultados o sobre ambas variables. También tenemos la comisión de depósito, que es aquella que cobra el banco o la entidad correspondiente por custodiar nuestro patrimonio invertido.

Ambas comisiones son anuales, pero se devengan diariamente, aplicándose de forma implícita sobre nuestra inversión sin tener que pagarlas a través de nuestra cuenta corriente. De esta manera, cuando consultemos si estamos ganando o perdiendo con nuestro fondo, lo que veremos será la valoración final de nuestros ahorros con estos y otros costes ya descontados

Por otro lado, existen gastos que pueden liquidarse de forma puntual, en situaciones muy concretas, como las comisiones por suscripción o las comisiones por reembolso. Las primeras se aplican sobre el capital invertido en el momento de la suscripción, mientras que las segundas lo hacen en el momento de deshacer la inversión en el fondo. Ambos costes quedan recogidos en el folleto informativo del fondo.

Dentro de estos gastos por reembolso se encuentran las comisiones por traspaso, que se dan cuando, por ejemplo, no estamos cómodos con el nivel de riesgo del fondo que tenemos. En lugar de recuperar nuestro dinero, decidimos deshacer la inversión que tenemos y cambiarla por otro sin que nuestros ahorros pasen por la cuenta corriente. Por último, otro de los costes que puede tener un fondo de inversión es la comisión de éxito o beneficio. El pago de estos gastos lo hacemos cuando, al finalizar el año, el valor liquidativo de nuestra inversión ha aumentado frente al valor que tenía nuestra inversión en el momento inicial del periodo de liquidación, obteniendo una ganancia.

¿Cómo podemos saber el total de los costes de un fondo de inversión?

En este caso entra en juego el TER (Total Expense Ratio), un indicador que nos informa del porcentaje que representan las comisiones en nuestro patrimonio y que nos sirve de referencia para comparar aquellos fondos en los que estamos interesados. Para calcular el TER, es necesario sumar los costes operativos y administrativos que se aplican sobre el fondo y dividir la cantidad resultante entre su patrimonio medio.

Por lo tanto, antes de invertir en un fondo de inversión es recomendable que consultemos su ficha o el folleto informativo registrado en la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). Este documento recoge toda la información necesaria y nos ayudará a comprobar
si el fondo en el que estamos interesados cumple con nuestras expectativas y es compatible con los recursos de los que disponemos.