Las bolsas europeas anotaron ganancias en torno al +2% en la primera sesión de diciembre tras las caídas registradas en las últimas jornadas de noviembre provocadas por la incertidumbre ligada a la nueva variante de Covid-19. En la bolsa americana, sin embargo, el tono continuó siendo vendedor tras la confirmación del primer caso detectado de la variante ómicron en el país.
Los flujos se han dirigido a los bonos de gobiernos y han provocado un fuerte retroceso de las TIRES. En caso del bono del gobierno americano, cuya TIR ha llegado a caer hasta el +1,40%, las compras se impusieron incluso tras las declaraciones de Powell señalando que la Fed discutirá en diciembre la posibilidad de acelerar la reducción de compras de activos.
En lo referente a datos publicados, la inflación de noviembre en Zona Euro (+4,9%), España (+5,6%) y Alemania (+6%) continuó al alza. En China, la confianza empresarial (PMI) continúa por debajo de la media aunque ha sorprendido al alza en noviembre. Por otra parte, el ISM de manufacturas de noviembre en EEUU ha estado en línea con las previsiones superando el dato de octubre.
Respecto al precio del crudo Brent, registró una caída del -16,37% en el mes y actualmente cotiza por debajo de los 70$/barril. El mercado está a la espera de las decisiones que se adopten en la reunión mensual de la OPEP+.
El dólar ha continuado fortaleciéndose frente al euro.
Esta semana hablamos de disrupciones en la cadena de suministros
El equilibrio entre la oferta y la demanda.
En los últimos meses hemos incorporado en nuestro día a día palabras como cadena de suministros, semiconductores, cuellos de botella o microchips. Los periódicos y televisiones hacen referencia frecuente a estos vocablos para explicar los efectos secundarios que ha provocado la COVID en las economías a nivel global.
Como principal medida para controlar la pandemia, nos vimos forzados a aislarnos en nuestras casas y limitar los contactos sociales. Este drástico cambio de comportamiento a nivel global provocó el colapso en la demanda de algunos bienes y servicios y aumento de forma significativa la demanda de otros bienes como ordenadores, tabletas y otros dispositivos electrónicos. El confinamiento también tuvo consecuencias en la capacidad productiva de la economía global. La oferta de muchos servicios como ocio y restauración fue interrumpida. Por la parte de bienes, algunas fábricas sufrieron cierres totales o parciales afectando a la producción.
Los desequilibrios entre oferta y demanda fueron especialmente importantes en la industria de semiconductores o microchips. Los microchips se utilizan en el proceso de fabricación de muchos productos terminados entre los que destacan, por importancia, los equipos informáticos y los coches. La escasez de estos productos intermedios provocó cuellos de botella que se materializaron en retrasos y parones en la producción junto con la subida de los precios tanto en los productos manufacturados como en los productos sustitutivos, como pasó en el mercado de coches de segunda mano en EEUU. Los precios de los coches usados se incrementaron ante la escasez de coches nuevos.
Otro sector donde encontramos tensiones entre oferta y demanda es en el sector de la energía. Tanto el precio del petróleo como el gas natural han subido de forma importante a lo largo del año. En ese caso, la demanda de energía aumentó al ritmo de la recuperación tras la recesión. Sin embargo, la oferta siguió la estela de la demanda pero sin llegar a alcanzarla. En ese caso en particular, la combinación de factores de capacidad explican en gran medida las restricciones de esta limitación temporal de oferta.
Para solucionar los desequilibrios entre demanda y oferta provocados por la COVID se necesita tiempo para que las empresas suban la capacidad productiva para atender a los pedidos existentes y nuevos.
Extrapolando al mundo financiero, una inversión también necesita su tiempo para que las ideas de inversión maduren, generen los rendimientos esperados, sabiendo que cada activo tiene su plazo y que tomar decisiones precipitadas pueden llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Además, es importante buscar un equilibrio entre la rentabilidad que queremos obtener y el riesgo que estamos dispuestos a asumir.
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