En EEUU, los datos que se han publicado estos días señalan que las presiones al alza en los precios continuaron durante el mes de enero, tanto en el IPC, que se situó en 7,5%, como en los precios de la producción. En el caso de las ventas al por menor, la sorpresa ha sido al alza, recuperando el dato de enero la caída que tuvo en diciembre.
En las bolsas, se han vivido algunos episodios de fuerte volatilidad ligados a las tensiones en torno a Ucrania, pero el tono ha mejorado con las noticias de que continúan intensificándose las gestiones diplomáticas. A cierre de miércoles, el Ibex35 anota subida en el año.
En los mercados de renta fija la TIR del bono del gobierno americano ha anotado máximos anuales al superar el +2% y la del bono del gobierno alemán se mantiene en el entorno del +0,30%. La prima de riesgo española se ha ampliado hasta los 100p.b.
La publicación de las Actas de la reunión de la Fed de enero no aportó novedades respecto a los principales mensajes de que la Fed se inclina por subir tipos en la reunión de marzo y que considera apropiado reducir el balance, proceso que iniciará después de que haya comenzado la subida de tipos.
El precio del crudo Brent supera los 94$/barril. •En la divisa, el dólar se ha apreciado ligeramente frente al euro en la semana al recuperar la cota del 1,13$/€.
Esta semana hablamos de la importancia del horizonte temporal de las inversiones.
Mantenerse invertido y en calma… ¡te llevará a buen puerto!
El principal objetivo de los inversores suele ser obtener la máxima rentabilidad posible por su dinero. Sin embargo, en ocasiones, la volatilidad se abre paso en los mercados generando jornadas de incertidumbre, dudas y miedos:
- “¿Debería vender?”
- “¿Y si justo vendo y sube?”
- “Seguro que en algún momento subirá, total yo no cuento con gastarme ese dinero…”
- “No voy a vender perdiendo dinero, prefiero esperar y, al menos, recuperar lo invertido”
Esta situación es más habitual de lo que parece. Las pérdidas son difíciles de asumir en cualquier ámbito, y la inversión no es una excepción. De hecho, cualquier pérdida nos duele mucho más (en torno a 2,5 veces más) que la satisfacción que sentimos por una ganancia equivalente. Este fenómeno fue analizado por los psicólogos israelíes Kahneman y Tversky en su “teoría de las perspectivas” en 1979. Es decir, que el malestar de ir por la calle y perder 50 € no equivale a la alegría de ir por la calle y encontrarse 50 €; tendríamos que encontrarnos 100 € para sentir el mismo impacto emocional. Esta asimetría en las emociones es un sesgo de la conducta humana llamado aversión a las pérdidas y es especialmente notable en el terreno de la inversión.
Esta diferencia entre las sensaciones que provocan las ganancias y las pérdidas no es anecdótica; puede tener un impacto muy real en la rentabilidad que obtenemos. Nos puede hacer vender y materializar las pérdidas, es decir transformar una pérdida teórica en real. Sin embargo, debemos saber que estas pérdidas son parte de un camino en el que a largo plazo tenemos más probabilidades de generar beneficios.
¿Qué es lo que debemos hacer para lograr esto último?
En ocasiones el inversor, que en circunstancias normales es racional, toma decisiones irracionales, dejándose llevar por reacciones a corto plazo hasta darse de bruces con el muro de los resultados inmediatos. Es conveniente no perder la cabeza y tener una perspectiva estable sobre cuáles son los objetivos a largo plazo y el plan que hemos establecido. Cuanto más corto es el plazo de inversión, mayor es la variabilidad de las rentabilidades y menor es su previsibilidad. Al ampliar el horizonte temporal, el inversor tiene mayores probabilidades de obtener rentabilidad, mitigando el riesgo.
Nuestro mayor enemigo como inversores somos nosotros mismos, nuestras emociones, por eso una monitorización muy frecuente de la cartera multiplica las posibilidades de ver pérdidas en nuestras inversiones y por tanto incrementamos la probabilidad de que nuestros miedos nos hagan tomar decisiones erróneas. Es en el largo plazo, en general, cuando las inversiones generan rentabilidad, siempre que estén suficientemente diversificadas y adaptadas a nuestro perfil inversor.
No te dejes llevar por sobrerreacciones del mercado, evitando tomar decisiones precipitadas que te alejan de tu plan inicial y de tus objetivos. Estos momentos de volatilidad pueden ser una oportunidad para continuar construyendo nuestra cartera con enfoque de medio y largo plazo
El tiempo es nuestro mayor aliado, mantenernos invertidos y en calma…¡nos llevará a buen puerto!
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