14 de Julio – Infórmate de lo que está pasando…

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En estos días, los datos más relevantes se han publicado en EEUU. En junio, la creación de empleo volvió a superar las previsiones y el número de empleados aumentó en 372.000 trabajadores. También se publicó la inflación de junio que subió hasta el 9,1% frente al 8,8% que esperaba el consenso de analistas. La inflación subyacente anotó una fuerte subida mensual del +0,7%.

En los mercados de renta fija, la publicación del dato de empleo en EEUU dio paso a fuertes ventas. A medida que ha avanzado la semana el tono de fondo ha sido vendedor en los tramos más cortos de las curvas de tipos de interés pero en los tramos más largos se han impuesto las compras. La TIR del bono del gobierno alemán a 2 años se sitúa en 0,46% y la del 10 años en el 1,15%.

Las bolsas han alternado las jornadas de ventas con sesiones de avances y en los últimos días las bolsas europeas han tenido mejor tono relativo que la bolsa de EEUU.

Continúa la tendencia mixta en las materias primas energéticas. El precio del crudo Brent ha retrocedido hasta situarse por debajo los 100$/barril mientras que el del gas natural europeo supera los 180€/MWh a la espera de que finalicen las labores de mantenimiento del gasoducto NordStream 1 y se reanude el suministro a Europa.

En divisas, el dólar continuó apreciándose frente al euro y ha llegado a situarse puntualmente en la paridad.

 

 

 

 

El 4×7 que nos influye a la hora de invertir.

El éxito de una inversión depende de que el nivel de riesgo de la misma esté en consonancia con nuestros objetivos, situación personal y profesional, nivel de aversión al riesgo y horizonte de inversión. Pero, adicionalmente, en momentos como el actual dónde la incertidumbre y la volatilidad reinan en el mercado, nuestras emociones intervienen también en nuestra toma de decisiones pudiendo influir en el resultado de nuestras inversiones, llegándonos a costar dinero.

Lo primero de todo es identificar los 4 factores que influyen a la hora de invertir y los 7 comportamientos comunes que suelen afectarnos a la hora de tomar decisiones razonables y exitosas para la consecución de nuestras metas de inversión.

Los 4 factores que influyen a la hora de invertir

Objetivos del inversor: Debemos identificar las metas a alcanzar de un modo realista y concreto. Por ejemplo: proteger mi patrimonio contra la inflación, conseguir mantener poder adquisitivo en la jubilación, viajar, formarme, pagar menos impuestos, adquirir una vivienda…

Situación personal y profesional: Es fundamental analizar nuestra situación actual en cuanto a ingresos, gastos y endeudamiento, así como la existencia o no de fuentes alternativas de generación de rentas.

Grado de aversión al riesgo: Constituye el factor crítico para que la estrategia de inversión tenga éxito. Debemos evaluar tanto la CAPACIDAD como la DISPOSICIÓN de asumir riesgos. Así mismo, es fundamental analizar nuestras necesidades de liquidez, en función de la dependencia o no de esos recursos.

El inversor racional frente al inversor emocional: Existen muchas teorías económicas, conocidas como “behavioural finance” o economía conductual, que aceptan que el inversor tiene un comportamiento emocional, y que buscan identificar los sesgos de actuación más habituales en sus decisiones de inversión.

Las 7 conductas que penalizan nuestra inversión.

1. Ser muy confiado.

Es la tendencia a creer en uno mismo sin considerar los factores fuera de nuestro control. Esto puede llevarnos a subestimar nuestra capacidad de tomar decisiones de inversión racionales. Así uno puede pensar que los mercados no pueden sorprenderle, podría asumir más riesgo del necesario y rotar las inversiones con demasiada frecuencia. Para atajarlo los resultados anteriores han de tener poca influencia en las decisiones futuras.

2. Pasar de la euforia al pánico.

Comprar en momentos de euforia y vender en momentos de pánico son tópicos a la hora de invertir y pueden dar al traste con la rentabilidad de la cartera. Para evitar esta conducta, debemos ceñirnos a nuestro plan de inversión. Esto puede ayudarnos a evitar malos resultados a corto plazo. Limitar la frecuencia con la que accedemos a información también ayuda a mantener la inversión, cumplir con el horizonte temporal y evita actuar impulsivamente.

3. Hacer juicios sesgados.

Por ejemplo, cuando sobrevaloramos las experiencias recientes y tras una fuerte caída en bolsa tendemos a optar por un posicionamiento defensivo, olvidándonos de que la caída ha tenido un efecto positivo en la valoración de los activos, que ahora cotizan a precios potencialmente más interesantes. Como consecuencia, no volvemos a aumentar exposición hasta que los mercados acumulan varios años de rendimientos positivos, que nos perderemos en gran medida.

4. Seguir al “rebaño”

Como seres humanos el pensamiento y el comportamiento de las personas de nuestro entorno, “el rebaño”, puede influirnos. Tendemos a asumir que el grupo colectivamente sabe algo que nosotros no, así que les seguimos irracionalmente, ignorando la información de la que disponemos y lo que nos conviene a nosotros como individuos. Para superar este efecto hay que ser realista respecto a nuestra actual situación financiera y valorarla con la cabeza fría.

5. Tener miedo a perder

Esta tendencia puede llevarnos a mantener demasiado tiempo inversiones que están cayendo en lugar de materializar una pérdida. Igualmente podemos vender, precipitadamente, inversiones que han subido demasiado por temor a perder las ganancias. Si estamos pensando en vender o mantener una inversión no basta con examinar las rentabilidades recientes, tenemos que tener en cuenta las perspectivas del mercado y analizar las ventajas y los riesgos de la inversión frente a otras alternativas.

6. Apostar sólo por lo conocido

Es cuando se valoran más las inversiones que ya tenemos que las que pueden ser atractivas. Esto lleva a mantener carteras con riesgos inapropiados, lo que afecta negativamente a la de inversión. Suelen apostar por los activos que les resultan más conocidos. Es importante por ello, mantener una elevada y correcta diversificación de nuestra cartera.

7. Valorar más el presente

Este sesgo se ve claramente reflejado, por ejemplo, en los propósitos de año nuevo. Los buenos propósitos como ponerse a dieta, dejar de fumar o ir al gimnasio, quedan enterrados a las pocas semanas, cuando otros estímulos diarios tuercen nuestra voluntad. Del mismo modo, a la hora de planificar nuestras inversiones, aunque hayamos establecido previamente una estrategia de inversión de largo plazo, bien estructurada, la evolución de los mercados en el día a día se encargará de ponerla en riesgo y priorizamos el corto plazo incumpliendo con el plazo de la inversión.

Aunque no podemos hacer desaparecer, los sesgos a los que nos vemos sometidos como inversores cada vez que decidimos qué hacer con nuestro dinero sí podemos intentar mitigarlos. Para ello, recomendamos contar con una adecuada formación financiera, asesorarnos y obtener información contrastada antes de tomar una decisión.

Pulse en este enlace para consultar el documento con Las claves para intentar conseguir una inversión de éxito.


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